Una nueva indignación como causa de la situación que se vive en este momento a nivel mundial en la que destaca la crisis en el mercado. Con la protesta se exige nuevas perspectivas en el mundo académico llamando la atención a los propios profesores que imparten conocimiento a los alumnos.
La protesta se produce como resultado de lo que consideran “el vacío intelectual y la corrupción moral y económica de gran parte del mundo académico, cómplices por acción u omisión en la actual crisis económica”, y que nos han llevado a vivir esta situación, pero lo que se demanda es que “un estudio académico legítimo de la economía debe incluir una discusión crítica de las ventajas y los defectos de los diferentes modelos económicos”.
Hay que tener en cuenta que esto no es nuevo, estas protestas sobre la enseñanza superior ya se había llevado a cabo en otro momento y en otras situaciones tal y como se produjeron en Francia e Inglaterra. Y no es algo que se dio en dichos países únicamente, sino que es algo que se ha ido introduciendo profundamente en la enseñanza tanto aquí como en Francia, Inglaterra, Estados Unidos, y ¿Por qué no en más países?
La universidad ha pasado de formar profesionales con una capacidad de pensar por sí mismos, a formar personas que solo sirvan para satisfacer las demandas laborales en el mercado. La universidad debería formar estudiantes que puedan “poner en duda las cosas; no aceptar doctrinas, propias o ajenas, sin el riguroso escrutinio de la crítica negativa, sin dejar pasar inadvertidas falacias, incoherencias o confusiones; sobre todo, insistir en tener claro el significado de una palabra antes de usarla y el significado de una proposición antes de afirmarla……”
Así, Paulo Freire en su obra “La educación como práctica de la libertad” argumenta que la educación puede llegar a ser una vía de cambio, puede ser el camino que lleve a la libertad para excluidos y oprimidos, la educación es por tanto una herramienta para la libertad, para la formación de una ciudadanía.
Freire considera que los hombres deben dar sentido y concienciar su propia existencia para poder ser en primer lugar personas, esto supone desarrollar una capacidad de contextualizar su existencia y la de sus semejantes generando concienciación y adaptación del ser humano a la realidad. Y si la enseñanza no es capaz de producir en las personas que forma, es más que evidente que existen unas dificultades en la enseñanza y en las universidades actuales que ha dado como resultado la fragmentación de conocimiento y de la ausencia de un pensamiento crítico. Esto no debería pasar desapercibido tanto por los estudiantes como por las instituciones universitarias y mucho menos en medio de esta situación que vivimos, todavía existe la posibilidad de tomar un nuevo rumbo, porque de ello depende el futuro de todos.
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